VOLUNTAD DE PODER 

Nietzsche es uno de los filósofos que expresa más radicalmente el carácter interpretativo de la existencia humana y del mundo en general, con su negación de una verdad absoluta.

Nietzsche enuncia la enfermedad histórica, el hombre afectado por ésta enfermedad se mueve como un turista entre épocas diversas, puede disfrazarse con cualquier estilo y encarnar cualquier ideal y figura, de modo que la historicidad asume un papel paralizante. El hombre debe tener, y de tiempo en tiempo emplear, la fuerza de infringir y de disolver el pasado para poder vivir lo cual logra trayendo aquel pasado frente a un tribunal, interrogarlo minuciosamente y finalmente condenándolo.

Una vez que se ha puesto en claro la esencia del devenir histórico, o sea, la progresiva manifestación de una fuerza como voluntad de poder y no la transmisión de un sentido, interpretar quiere decir explicar una actitud energética, hacer prevalecer las fuerzas que incrementan el poder de vivir y no ponerse de escucha de un sentido transmitido.

De lo anterior se desprende una máxima nietzscheana que dice “No hay hechos, sólo hay interpretaciones”, lo que significa en primer lugar se le ha conferido al intérprete la tarea de darle significado a un pasado o un diálogo, en segundo porque la subjetividad del intérprete no puede ser considerada como un punto último de referencia y en tercero porque el sujeto es ya un resultado de una interpretación determinada por una energética.